La identidad corporativa

21/01/2010

En la actualidad sobrevivir en el mercado sin una identidad corporativa capaz de de comunicar y resumir el espíritu de la empresa es muy difícil. La masificación de información y comunicación de nuestra sociedad hace que cada vez sea más complicado llegar a la mente de los consumidores de forma diferenciada.

Pero hoy en día en la calle no se fragua una batalla de productos, sino de percepciones. En efecto, la actividad que desarrolla la empresa no es tanto un elemento diferenciador como lo es la manera en la que ésta se comunica y se muestra públicamente. Esto implica que la identidad visual corporativa no sea sólo una labor de creatividad e imaginación, sino también de conocimiento de la empresa y sus objetivos, y por lo tanto de implicación con los clientes. Al fin y al cabo, la identidad visual corporativa es la manifestación física de la marca.

Existe un claro consenso entre los profesionales del marketing acerca del importante papel que juegan la marca y su imagen, no sólo para llegar a los consumidores, sino también para contribuir a que las empresas que están detrás puedan aspirar a ocupar un lugar de privilegio entre el mercado.

Dotar de valor a una marca, ese debe ser el principal objetivo que debe perseguir el desarrollo de la imagen corporativa, y en consecuencia, de su identidad visual corporativa. Esta identidad debe sintetizar los valores y atributos de la organización, generar valores añadidos estratégicos para la marca y, sobre todo, ser capaz de transmitirlos de forma coherente y consistente.

En concreto, un buen trabajo incluye todo el proceso de desarrollo de identidad visual corporativa, desde el análisis inicial de los valores y características de cada organización, hasta la conceptualización e implantación de su identidad visual -única e intransferible- en el logotipo y en el resto de soportes físicos de su marca.

Por supuesto este proceso incluye también su parametrización en un manual de identidad corporativa, en el que se identifican los colores, las tipografías, la organización visual y el reconocimiento global de su marca en los distintos soportes. Este manual debe ser respetado a lo largo de la gestión global y continuada de su marca.

Es fundamental también, a la hora de acometer la creación de una identidad corporativa, considerar por separado las tres dimensiones clave que configuran la imagen de marca: funcional (características funcionales, lo que me ofrece), única (elementos diferenciales, lo que la diferencia) y emocional (emociones que genera, lo que me transmite).


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